Anuncio
Mercados españoles cerrados
  • S&P 500

    5.221,42
    -1,26 (-0,02%)
     
  • Nasdaq

    16.388,24
    +47,37 (+0,29%)
     
  • NIKKEI 225

    38.179,46
    -49,65 (-0,13%)
     
  • Dólar/Euro

    1,0792
    +0,0020 (+0,18%)
     
  • Petróleo Brent

    83,44
    +0,65 (+0,79%)
     
  • Bitcoin EUR

    58.500,89
    +1.624,11 (+2,86%)
     
  • CMC Crypto 200

    1.296,57
    +36,37 (+2,89%)
     
  • Oro

    2.342,30
    -32,70 (-1,38%)
     
  • HANG SENG

    19.115,06
    +151,38 (+0,80%)
     
  • Petróleo WTI

    79,17
    +0,91 (+1,16%)
     
  • EUR/GBP

    0,8592
    -0,0009 (-0,10%)
     
  • Plata

    28,45
    -0,06 (-0,20%)
     
  • IBEX 35

    11.152,00
    +46,50 (+0,42%)
     
  • FTSE 100

    8.414,99
    -18,77 (-0,22%)
     

La rivalidad entre dos actores que provocó una batalla campal con una veintena de fallecidos

image

Durante muchos siglos el teatro fue el único medio de entretenimiento masivo que tenía la población. Esto hacía que cada vez que había una representación el teatro se llenase hasta los topes, asistiendo a las funciones personas de todo tipo de clases sociales que acudían ávidas de pasar un gran rato.

La escasez de teatros en muchas poblaciones y, sobre todo, al no ser la de actor una profesión que ejercía demasiadas personas, hacía que los intérpretes fuesen muy valorados por el público y crítica, existiendo exageradas rivalidades entre ellos que podían causar verdaderos conflictos.

[Te puede interesar: El encuentro diplomático entre reyes que acabó a puñetazo limpio]

Pero los disturbios que acabaron en tragedia, por culpa de una egocéntrica rivalidad entre dos actores que se creían los mejores en interpretar a Shakespeare y que tuvo lugar en Nueva York el 10 de mayo de 1849, se lleva la palma de todas las disputas actorales acontecidas a lo largo de la Historia.

ANUNCIO

Por un lado nos encontramos con el londinense William Mcready, quien fue considerado en su época como el mejor actor inglés y el que mejor interpretó las obras de su compatriota William Shakespeare. Parecía como si el genio de las letras ingresas hubiese escrito, con tres siglos de anticipación, muchos de los personajes de sus obras pensando en Mcready. Papeles que le venían al dedillo e interpretaba de forma soberbia. Tanto el público como la crítica estaban convencidos de que era quien mejor encarnaba a Macbeth.

image

Al mismo tiempo, en el otro lado del Atlántico triunfaba en los escenarios estadounidenses Edwin Forrest, un actor trece años más joven que Mcready y al que la crítica norteamericana empezó a encumbrar, pero se trataba de unas alabanzas provocadas por un motivo patriótico en un momento en el que había una creciente antipatía entre gran parte de la población hacia todo lo que fuese británico. Forrest se había convertido en el orgullo patrio americano de las artes escénicas.

Parte del desencadenante de los disturbios de 1849 fueron precedidos por un incidente ocurrido en Londres en 1845. Ese año Edwin Forrest había viajado hasta el Reino Unido y representado varias de las obras que llevaba en cartel, pero al interpretar a Macbeth no fue bien visto por los británicos (que no concebían que ese papel lo interpretara otro que no fuera su idolatrado William Mcready), motivo por el que, a pesar de hacer una gran actuación, Forrest escuchó algunos silbidos durante su representación.

Cuatro años después, cuando Mcready anunció su viaje a Nueva York para representar Macbeth en el Astor Opera House, parte de la prensa americana comenzó a caldear el ambiente con el fin de hacerle un recibimiento hostil y conseguir que la representación fuera un fracaso. Al mismo tiempo, Forrest programó la misma obra en el cercano teatro Bowery, como si de una competición se tratara por ver quién de los dos lo hacía mejor y atraía a más público.

[Te puede interesar: El famoso actor que mandó construir un estrafalario castillo]

Mcready hizo la primera de sus funciones programadas el 7 de mayo de 1849 y entre el público presente (mayoritariamente fans incondicionales del actor inglés que llenaban el teatro) se mezclaron un numeroso grupo de partidarios de Forrest, quienes aprovecharon para abuchear e intentar sabotear la función. Al mismo tiempo el actor estadounidense interpretaba su Macbeth en el Bowery, consiguiendo salir aclamado por un público entregado y entusiasmado.

image

El actor británico tras los incidentes anunció que regresaba al Reino Unido, pero el empresario del Astor Opera House que lo contrató le obligó (bajo amenaza de demanda) a cumplir con la segunda función que debía dar el día 10 (algunas fuentes indican que influyó en repetir la representación la solicitud firmada por 47 importantes y millonarios seguidores que le rogaban que volviese a interpretarla). Sea cual fuere la razón, Mcready aceptó actuar tres días después. Pero fue una decisión equivocada en vista a los trágicos acontecimientos que sucedieron.

No sentó demasiado bien a los seguidores de Edwin Forrest que hubiera esa segunda función y el 10 de mayo hasta los alrededores del Astor Opera House llegaron cerca de diez mil personas con intención de reventar la función y quemar el teatro si hacía falta.

Llevaba varios días calentándose el ambiente desde algunos sectores de la prensa neoyorquina, que arengaban a la población a acudir en contra del actor británico y de todo lo que representaba la política colonialista de su país.

Alrededor de 100 policías fueron a evitar cualquier tipo de altercado, al que acompañaron cerca de medio millar de defensores del actor inglés.

Pero el encontronazo entre unos y otros fue inevitable y lo que comenzó con unos cuantos gritos e insultos acabó en una auténtica batalla campal a puñetazo limpio y con los miembros de la policía descontrolados y disparando a diestro y siniestro. El fatal desenlace fue el de una veintena de muertos (alguna fuente cita que cerca de treinta) y alrededor de doscientos heridos.

image

Los hechos tuvieron graves consecuencias políticas, ya que en el verdadero trasfondo de todo aquel incidente estaba la tensión que desde hacía muchas décadas se vivía en Nueva York por el continuo enfrentamiento entre estadounidenses e inmigrantes, las clases altas y los trabajadores y el odio o defensa que había hacia los británicos. Aquel cóctel de hostilidades finalmente explotó por una absurda rivalidad entre dos actores shakesperianos.

[Te puede interesar: El mayor escándalo sexual en el Hollywood de los años 20]