Dientes blancos con sabor a fresa
El blanqueamiento dental es el procedimiento dental que más se usa en el planeta. En los últimos 10 años, la cantidad de personas que se realizan este procedimiento, ha aumentado en un 300 por ciento, según la Academia Americana de Odontología Cosmética.
Tal vez una de las razones de esta explosión tiene que con los nuevos estándares que se han estableicido de cómo se supone que deben lucir los dientes “normales”.
El problema con la mayoría de este tipo de tratamientos es que los productos actuales para blanquear los dientes tienen un alto contenido de peróxido de hidrógeno.
El problema es que este ingrediente puede causar que los dientes se vuelven sensibles. Además, el peróxido de hidrógeno en exceso puede dañar y hasta destruir las encías y los nervios.
La coloración dental es causada por las moléculas de colores llamadas taninos y polifenoles. Estas se pegan a la superficie del diente y, con el tiempo, dejan una mancha amarillenta que el cepillo y la pasta dental no pueden quitar.
Cigarrillos, vino, arándanos y otros alimentos que contienen pigmentos oscuros también pueden manchar el esmalte de los dientes, al igual que algunos medicamentos.
Por suerte, existen formas naturales de limpiar y desmanchar tus dientes que no constituyen un peligro para tu salud y que, de hecho, pueden ser beneficiosas, como es el caso de las fresas o frutillas.
Aplasta una fresa madura y mézclala con media cucharadita de bicarbonato de sodio para lavarte los dientes.
También puedes combinar fresas y harina de trigo como una especie de dentífrico. Extiende la mezcla sobre los dientes y deja actuar durante 5 minutos.
Otra opción es mezclar el zumo de la fresa y el zumo de un poco de pepino para usarlos como enjuague bucal.
La razón por la cual estos remedios caseros funciona es gracias al ácido málico que contiene la fresa, y actúa como un agente blanqueador para eliminar parte de la coloración de la superficie en los dientes.
Inténtalo en casa y disfruta de una sonrisa blanca sin dañar tu dentadura.
