El yoga “de la ira” te ayuda a superar una ruptura amorosa

Incluye gritos, insultos, gestos ofensivos y… cerveza

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(Foto: Lindsay Istace/Rage Yoga/Facebook)

¿Estás atravesando una mala racha y no sabes qué hacer para superarlo? Tenemos la solución. Apúntate a clases de Rage Yoga, una nueva modalidad con la que podrás dejar atrás tu rabia mientras combinas posturas de yoga aderezadas con gritos, expresiones soeces y unas pintas, ¿te atreves?

Puede sonar un poco contradictorio, puesto que precisamente el yoga es una disciplina que busca el equilibrio y que aboga por el control físico y mental, pero según cuenta a CBC News su creadora, Lindsay Istace, “hay otras fórmulas no convencionales que pueden hacerte sentir bien y mejorar tu salud general”.

Lindsay, que además es contorsionista y una atrevida artista de performance, explica cómo se le ocurrió la idea: “Cuando empecé a ir a clases de yoga sentía como que no encajaba, y eso que probé en muchos sitios diferentes. Hay un enfoque muy serio e inexpresivo, un enfoque excesivamente sereno de las cosas. Pero yo no funciono así”.

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(Foto: Lindsay Istace/Rage Yoga/Facebook)

“Necesitaba hacer algo que me hiciera sentir cómoda, y sabía que había más gente con esa misma sensación. Cuando se crea un espacio en el que puedes mostrar tu enfado, gritar y maldecir, de repente hay un cambio de perspectiva y resulta mucho más difícil tomarse las cosas tan en serio. Es una forma muy rápida de pasa de la ira a la risa”, añade Istace.

Así fue como creó el yoga “de la rabia” y no le da vergüenza ni pudor reconocer que estaba tan hecha polvo, tan hundida por su fracaso amoroso que sentía como si “el mundo entero se estuviera rompiendo bajo sus pies”. Por eso, sus sesiones de yoga fueron adquiriendo un nuevo tono.

“Durante ese tiempo mi práctica se volvió mucho más ‘oscura’ y maldiciente, por decirlo de algún modo. Estaba enojada, dolida, confundida y mi tiempo en el tapete se convirtió en un refugio, una lugar en el que podía abandonarme por completo, dejarme ir y volver a conectar con mi cuerpo”.

Y así fue como decidió compartir su descubrimiento con otras almas atormentadas. Desde entonces da clases en sótano del Dickens Pub, en Calgary (Canadá), por unos 12 dólares, que incluyen un descuento en la pinta de cerveza.

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(Foto: Lindsay Istace/Rage Yoga/Facebook)

Con un fuerte componente terapéutico, el Range Yoga anima a sus adeptos a soltar su furia y mal humor mediante estiramientos y ejercicios posturales, pero con un plus.

“Más que una práctica, el Rage Yoga es una actitud. Antes de practicarlo tenía cero confianza, graves problemas para gestionar mi rabia y otras emociones y, sobre todo, estaba en un estafo físico lamentable, con la masa muscular de una esponja", confiesa Lindsay.

Antes de que comience la clase, algunos cuentan chistes, otros se toman una pinta, y hay quien simplemente pasa el rato disfrutando de la compañía.

Resulta chocante, ¿verdad? Dar clases de yoga en un bar. Pero “se ha creado un fuerte sentido de la comunidad, y los clientes del bar han sido muy respetuosos y lo han aceptado”, explica Lindsay.

Todo comienza como de costumbre, con una respiración amplia y profunda, estirándose como si quieras alcanzar el techo para luego dejarse caer hacia delante mientras cada uno suelta lo que quiere. Aquí está el quid de la cuestión.

“Es muy terapéutico, permitir a la gente decir lo que quiera, dejar salir toda esa negatividad, lo que pueda molestarnos, aquello que nos tortura y nos bloquea. Normalmente después te sientes tan bien, tan liberado, que te da por reír”, explica Lindsay.

“A menudo empezamos la clase con un poco de respiración tranquila y algo de música, pero nada convencional. Utilizamos todo, desde rock suave a la típica melodía relajante”, añade la experta.

¿Y qué papel juega la cerveza en toda esta historia? Pues tal y como cuenta Lindsay, el yoga “de la ira” la ayudó a lidiar con sus propios problemas de adicción. No juzga a nadie y afirma que no le importa que la gente se emborrache (sus estudiantes pueden beber cuando quieran -antes, durante o después de clase), pero asegura que el Rage Yoga tiene un efecto “de mejora” en sus estudiantes: “Tan pronto como se meten en las clases, tienden a beber de un modo más lento y natural, sin tanta ansiedad”.

Sin embargo, no todos están de acuerdo con esta teoría. A algunos yoguis no les gusta nada el enfoque del Rage Yoga. De hecho, no piensan que sea yoga de verdad, “creen que maldecir y tomar cerveza lo vuelve ilegítimo. Y no pasa nada. Todo el mundo tiene derecho a tener su propia opinión. Hay diferentes cosas para diferentes personas y no todos tienen que estar de acuerdo”.

Fuentes: Well and Good, People, Metro News