Las buenas noticias también nos pueden “romper el corazón”

El dolor en el pecho cuando uno está triste (¡y feliz!) es real

(Foto: Shutterstock)

¿Te vas a declarar? ¿Te han ascendido? ¿Por fin has decidido que estás preparado para tener hijos? Genial, fantástico, ¡enhorabuena! Pero… mejor contente, no se lo sueltes a bocajarro.

Mucho cuidadito con lo que dices, aunque sea bueno. Los sentimientos nos afectan físicamente y la emoción desbordada puede hacer que ella pase del OMG al ‘”Cariño, no puedo respirar, ¡llama a una ambulancia!’

Y es que los episodios de felicidad extrema nos ponen al borde del infarto, literalmente. Asimilar una buena noticia así de repente, después de años esperando, no es fácil, que se lo digan a Leo.

Aparte de la muerte de un ser querido y la enfermedad, una ruptura sentimental o que te despidan son los algunos de los peores trances a los que tenemos que hacer frente en la vida. Pero hay otros ‘pequeños’ disgustos que pueden hacer mella en nuestro corazón como un varapalo económico o la traición de un amigo de la infancia.

Este tipo de situaciones pueden provocar el denominado ‘síndrome del corazón roto’, también conocido como ‘síndrome Takotsubo’.

Cuando alguien dice que “está hecho polvo”, que se le ha roto el corazón o que lo tiene “hecho añicos” es literal.

Se trata de un trastorno pasajero que cursa con una debilidad cardíaca transitoria, en la cual la parte del corazón afectada (el ventrículo izquierdo) adquiere una forma similar a la de la vasija. Y se le denominó ‘síndrome Tako-Tsubo’ porque así se llama una vasija usada tradicionalmente entre los pescadores nipones para atrapar pulpos.

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El ‘síndrome del corazón roto’ (descrito por primera vez en los años 90) se produce en personas sanas y su pronóstico suele ser bueno, ya que casi todos los que lo sufren se recuperan, sin secuelas, en unas cuantas semanas.

Pero resulta, aquí está lo sorprendente de la noticia, que estos ‘amagos’ de infarto o accidentes cardiovasculares también pueden ser una consecuencia de un subidón provocado por una buena noticia.

Es decir, que los acontecimientos vitales (sean malos o buenos) tienen un impacto brutal en nuestra salud.

Lo confirma un estudio publicado en ‘European Heart Journal’, según el cual una fiesta sorpresa, una boda, el triunfo de tu equipo favorito o el nacimiento de un bebé pueden generar episodios de estrés muy fuertes y repentinos.

Estos desajustes emocionales pueden llegar a desencadenar los mismos síntomas que el infarto de miocardio, pero sin sus graves consecuencias. Es decir que ante una buena noticia podemos sobre-excitarnos y sufrir ataques incontrolables de euforia repentina, palpitaciones, sudores fríos, quedarnos como paralizados y tener dificultades para respirar, marearnos, sentir náuseas, etc.

“A pesar de su distinta naturaleza, los acontecimientos felices y tristes de la vida pueden compartir similares vías emocionales comunes, que en última instancia pueden desencadenar el síndrome”, explica a ABC Salud, Christian Templin, directora del Hospital Universitario de Zurich (Suiza).

Según cuenta esta publicación, Templin estableció en 2011 el primer Registro Internacional Takotsubo en el hospital Universitario de Zurich. Para este estudio analizaron los datos de los primeros 1.750 pacientes registrados procedentes de los 25 centros colaboradores en nueve países (Austria, Alemania, EE.UU., Finlandia, Francia, Italia, Polonia, Reino Unido y Suiza).

Los resultados mostraron que aunque en la mayoría de lo casos (465 de 485) el ‘disparador emocional definido’ se había producido después de situaciones tristes y estresantes, en veinte ocasiones el síndrome se había desencadenado por acontecimientos felices y alegres.

“Hemos demostrado que los factores desencadenantes de este síndrome puede ser más variados de lo que se pensaba hasta ahora. Ya no podemos hablar siempre del 'corazón roto’, y los médicos deben ser conscientes de ello y tener en cuenta que los pacientes que llegan al servicio de urgencias con síntomas de ataques al corazón, como dolor de pecho y dificultad para respirar, después de un acontecimiento feliz, podrían estar sufriendo este síndrome”, explica la investigadora Jelena R. Ghadri.

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Por cierto, ¿sabías que el corazón se rompe más habitualmente en las mujeres? Es otra de las conclusiones de la investigación: el 95% de los pacientes del estudio eran mujeres, tanto en los 'corazones rotos’ con en los 'corazones felices’. Y el mayor riesgo se da en las mujeres post-menopáusicas (la edad media fue de 65 entre los 'corazones rotos’ y de 71 entre los 'corazones felices’).