AMLO to Trump: ‘Don’t f— me over just yet’

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SAN DIEGO (Border Report) — Mexican President Andrés Manuel López Obrador has written a letter to Donald Trump asking him to refrain from labeling migrants as criminals or escapees from mental institutions.

Trump has repeatedly made those comments, including during a recent campaign rally.

Trump, the Republican nominee for U.S. president, also said Lopez Obrador was “retired,” something López Obrador took as a jab.

And while he acknowledged the comments were likely hyperbolic campaign comments, Lopez Obrador issued a few shots at Trump through his letter.

“Listen, I’m still president of Mexico since you said I wasn’t here anymore, I’ll be done at the end of September 2024,” Lopez Obrador wrote.

He read out loud the contents of the letter during his daily news conference on Wednesday.

In it, Lopez Obrador sarcastically questioned Trump’s claim about wanting to close the border if elected president, saying it would lead to “rebellion in both countries.”

He also wrote that Mexico’s prosperity is vital to investors in North America showing how the U.S., Mexico and Canada are dependent on one another.

Mexico’s president then criticized Trump’s assertion that all migrants are “criminals and invaders.”

Lopez Obrador finishes his letter using some profanity, telling Trump, “Por favor amigo, no me ande mandando a la “Chingada” antes de tiempo. Aunque se ría y siempre le parezca extraño, ahí le va de nuevo otro abrazo.” That roughly translates to, “Please my friend, don’t f— me over just yet. I’m still president. … Once again I do send you another hug.”

Here is the text of the letter written in Spanish:

Estimado amigo,

En primer término, quiero expresarle mi solidaridad por el cobarde atentado que usted supo enfrentar con buena suerte y con valentía. Sepa que el nuestro fue el primero de todos los gobiernos que condenó esa agresión. Nos pronunciamos de inmediato no sólo por la amistad que nos une, sino también, como lo conversamos en su momento, porque tenemos la convicción de que la violencia en cualquiera de sus manifestaciones es irracional e inhumana.

Dicho lo anterior, quiero aclararle con sinceridad y respeto dos asuntos que usted abordó en la reciente Convención del Partido Republicano. El primero es su opinión sobre que los migrantes son “invasores” y “¿maleantes?”, y que, de ganar la Presidencia, cerraría desde los primeros días de su mandato la frontera con México. Entiendo que usted está en campaña y que no es –como algunos piensan– un obcecado; por eso mismo considero importante señalarle que es tan intensa y extendida la integración económica entre nuestras naciones que tomar una medida de esa índole sería equivalente a convocar a una rebelión en ambos lados de la frontera por los daños que causaría a los pueblos, a la industria y al comercio; esta perspectiva indeseable se manifestaría con particular gravedad en Estados Unidos y especialmente en California, Arizona, Nuevo México y Texas, que junto con los seis estados fronterizos del lado mexicano representan la cuarta economía mundial.

Agrego que dicha decisión impediría el cruce de las aduanas y los puentes a un millón de personas y a los 300,000 vehículos -de los cuales 70,000 transportan mercancías de un país a otro – que diariamente transitan por la línea divisoria en ambas direcciones.

“Considero, pues, que lo más eficaz y humano es comprender las causas de la migración, ayudar a que haya trabajo, y mejores condiciones de vida en los lugares de origen de las personas y que en lugar de adoptar medidas unilaterales dañinas para las economías y las poblaciones, es preferible optar por el diálogo, la cooperación y el acuerdo.

Tampoco es recomendable ni conveniente, amigo expresidente Trump, fabricar en su país todos los automóviles y autopartes que se consumen en su país. Es incuestionable que Estados Unidos posee en esta actividad una experiencia histórica inigualable en el mundo y que cuenta, además, con tecnología y capital; sin embargo, sus costos de producción son muy altos, situación que se ha venido resolviendo precisamente con la creación de plantas automotrices y de autopartes en nuestro país, en beneficio tanto de los inversionistas y de las empresas como de los trabajadores y de los consumidores estadounidenses. Baste un ejemplo: un carro importado de México le representa a un comprador estadounidense un ahorro de entre 10 y 15 mil dólares. Le ruego, además, que tome en cuenta los datos siguientes: en Estados Unidos viven 37.7 millones de mexicanos; siete de cada 10 trabajadores agrícolas son de origen mexicano. El año pasado los mexicanos en Estados Unidos contribuyeron a la economía de ese país con 325,000 millones de dólares y generosamente enviaron a sus familiares en México 63,000 millones de dólares, es decir, mandan 18.5% y dejan en Estados Unidos el 81.5% del total de sus ingresos.

Por otro lado, en términos generales, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) es la única opción para enfrentar con éxito la competencia que significa el avance económico y comercial de China. Como sabe, desde que llegamos al gobierno hemos señalado que América de Norte debe consolidarse como una región independiente sin estar sujeta al abasto de mercancías e insumos de otros continentes; recuerde que durante la pandemia los estadounidenses no podían comprar electrodomésticos por falta de semiconductores que sólo se producían en Asia y que esto en buena medida llevó a que se hayan trasladado a Arizona y a otros lugares de la Unión Americana plantas o empresas dedicadas a la producción de estos sencillos pero indispensables componentes.

“Amigo presidente Trump: sin el tratado comercial que tanto nos ha beneficiado a los pueblos de Canadá, Estados Unidos y México –fundamentalmente por la sustitución de importaciones y la creación de empleos en las tres naciones– correríamos el riesgo de quedarnos rezagados, pues China pretende legítimamente alcanzar el 32% del PIB mundial en 2040; en contraste, si las naciones de Norteamérica no nos unimos y no nos fortalecemos mutuamente, apenas lograremos el 23%.

Nuestra propuesta no sólo ha consistido en abrir de manera ordenada las fronteras en América del Norte, sino también buscar en lo sucesivo la integración económica y comercial de todo el continente americano: sumar bastos recursos naturales, tecnología y mano de obra, así como aprovechar las ventajas de las cortas distancias para el transporte de mercancías a los mercados y aprovechar la gran demanda de bienes de consumo. Buscamos, en suma, convertir este continente en la región más poderosa del mundo, sin exclusiones y con respeto a la libertad, la independencia y la soberanía de todos sus pueblos y naciones.

“Entiendo, como le expuse al principio, que como en cualquier país donde se celebran elecciones o hay campañas electorales, las propuestas siempre se orientan más a convencer a los electores y a despertar sus pasiones que a buscar el equilibrio entre sentimientos y razones; por eso no me preocupa tanto lo que se diga en esta temporada de mucha retórica en que suele hablarse fuerte y en demasía.

Me inspira confianza el haber sabido de mi amigo Trump como candidato y el haberlo tratado después como presidente; me consta que en su papel como gobernante fue partidario del T-MEC y, lo más importante, que siempre fue respetuoso de la soberanía de nuestra nación y cuidadoso de la amistad entre nuestros pueblos.

Para finalizar, estimado presidente Trump, recuerdo el discurso que usted pronunció cuando firmamos el T-MEC en la Casa Blanca, el 8 de julio de 2020 Dijo entonces: ‘Nos une el comercio, la historia, la familia, la fe; Estados Unidos alberga a 36 millones de ciudadanos mexicoestadounidenses que fortalecen nuestras iglesias, nuestras comunidades y colorean todos los trazos de la vida de nuestra nación; además, son grandes hombres y mujeres comerciantes, ellos conforman un gran porcentaje de los negocios, son sumamente exitosos… grandes negociantes, grandes personas y seres honorables.

P.D. Oiga, todavía soy presidente de México, termino hasta finales de septiembre. Le aclaro porque hace unos días comentó de que ya me había retirado. Por favor amigo, no me ande mandando a la “Chingada” antes de tiempo. Aunque se ría y siempre le parezca extraño, ahí le va de nuevo otro abrazo.

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