Penélope Cruz recibe honores antes de estrenar acento cubano

MADRID (AP) — El cubano es el acento más difícil que ha adoptado Penélope Cruz a lo largo de una prolífica carrera que este viernes reconoció el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

Así lo señaló la actriz española más global antes de recibir el Premio Donostia del certamen, que celebró al tiempo que presentaba su último trabajo, “La red avispa”, donde interpreta a la esposa de un espía cubano en el Miami de los años 90.

La intérprete madrileña de 45 años ha encarnado en su vida profesional personajes que hablaban francés, italiano, inglés, así como con una variedad de acentos en español, pero desveló a la prensa que el cubano “es el más difícil que he tenido que hacer en mi vida”.

“Tenía muchas ganas de hacerlo,” añadió. “Hinqué los codos estudiándolo. Y lo disfruté mucho.”

La inmersión cultural y lingüística que le permite su trabajo es precisamente uno de los atractivos de la profesión de actriz, dijo Cruz a los periodistas congregados en la elegante ciudad de la costa vasca, en el norte de España.

“El proceso de investigación y búsqueda me llena muchas veces más que el rodaje en sí,” señaló, describiendo como “privilegio” el poder rodar en los lugares reales donde transcurren sus películas.

“Viajar y descubrir otras culturas y formas de vida, estando allí, y teniendo la excusa de que tienes que hacer preguntas para tu personaje, pegarte todo el día preguntando. Eso es lo que hago yo rodando”, dijo la actriz, cuya imagen domina el cartel oficial de la edición de este año del certamen más destacado del cine en España.

Por la noche, en una ceremonia de gala, Cruz recibió el galardón de manos de Bono, el líder del grupo musical irlandés U2.

“Los actores, la gente del espectáculo, a veces nos perdemos dentro de nosotros mismos”, dijo el cantante. “Pero Penélope se pierde dentro de los demás y ese es el motivo por el que nos perdemos y nos fundimos en ti”.

Con el pelo recogido y ataviada con un vestido blanco, una emocionada Cruz recibió una larga ovación del público, a quien dijo estar agradecida de la vida porque algunos de sus sueños -“Convertirme en madre y la interpretación” - se habían cumplido.

Desde que Gregory Peck recibió el primer Premio Donostia, en 1986, intérpretes de la talla de la estadounidense Bette Davis (1989) o el argentino Ricardo Darín (2017) han pasado por la alfombra roja de San Sebastián. Para Cruz, el premio corona una lista de otros galardones, incluidos un Oscar y un Bafta en 2008 por su papel en el reparto en “Vicky Cristina Barcelona”.

Con aquella cinta de Woody Allen también logró el último de sus tres premios Goya, siendo los otros dos por “La niña de tus ojos” (1998) y “Volver” (2005), de Pedro Almodóvar, con la que recibió el premio colectivo a la mejor interpretación femenina en el Festival de Cannes. Otros reconocimientos incluyen el César honorífico del cine francés, y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, en 2018.

La actriz debutó en la pantalla pequeña a los 14 años, en un video musical del grupo español Mecano, y pasó al cine sin cumplir la mayoría de edad de la mano de Bigas Luna, en “Jamón, jamón”, en cuyo rodaje conoció al que años más tarde sería su marido, el también actor español Javier Bardem.

Cruz se definió ante la prensa como una trabajadora incansable de disciplina “militar”, herencia de su práctica de ballet clásico como niña. El cine, dijo la actriz, le ha enseñado tanto sobre sí misma como sobre “el comportamiento humano”, algo que le “fascina” puesto que “el ser humano y sus motivaciones no tienen fondo.”

En ese sentido, señaló que los actores y actrices deben “apartar su ego”, que “no tiene cabida en la preparación de un personaje” porque los intérpretes están “para servir una historia”. Cruz reveló que no le atrae repetir roles o encarnar a personajes similares a sí misma porque “cuanto más parecido más difícil es crear algo interesante, ya que es en esa distancia donde nosotros volamos”.

La actriz destacó a tres directores entre los muchos compañeros que la han acompañado durante su carrera: Pedro Almodóvar - “Le leo la mente casi desde el primer día que le conocí”, dijo de él -; Bigas Luna, el fallecido director de “Jamón, jamón”, al que dijo echar en falta; y Fernando Trueba, “un cineasta muy importante en mi vida.” Con este último rodó “Belle Époque”, que ganó el Oscar a mejor película de habla no inglesa en 1992.

Cruz dijo que pasa más tiempo en España que en Estados Unidos desde que fue madre, y que selecciona sus rodajes para poder alejarse lo menos posible de sus dos hijos. También reveló que nunca marchó a Hollywood sin tener la mente puesta en sus raíces europeas.

“Mi historia nunca fue la de coger la maleta y un billete sin vuelta para probar suerte, eso me habría dado más miedo”, dijo.

En su trabajo más reciente, “La red avispa”, Cruz se pone a las órdenes de Olivier Assayas para encarnar a una persona real, Olga Salanueva, cuyo marido era parte de la red de espionaje cubano que se infiltró en la comunidad anticastrista de Miami en los 90.

La cinta, que debutó en la pasada edición del Festival de Venecia pero que aún no se ha estrenado en cines, cuenta también con Edgar Ramírez como marido de Salanueva, Leonardo Sbaraglia, Wagner Moura, Ana de Armas y Gael García Bernal.

Éste último, a propósito de las declaraciones sobre los acentos que realizó su compañera de reparto, lamentó que las películas en español no viajen más entre países latinoamericanos, aunque el actor mexicano celebró el camino que se ha abierto recientemente el cine en lengua española en producciones internacionales de gran presupuesto.

“Hoy en día es impensable hacer una película en inglés que trate sobre algo de nuestra historia”, dijo.