¿Se puede tener alergia (también) en invierno?
Sus síntomas casi siempre están asociados a la llegada de la primavera pero puede adelantarse
Los últimos años ha aumentado la alergia a pólenes de cupresáceas y arizónicas en los meses de invierno. (Foto: Getty Images)
El tiempo nos está volviendo locos, y el cuerpo protesta, de un modo u otro. Somos muchos los que llevamos meses arrastrando un catarro que parece incurable pero, ¿y si no fuera el típico resfriado sino la dichosa alergia primaveral?
Entre los meses de febrero y marzo, tiene lugar la polinización y floración de las arizónicas y cipreses, lo que da lugar a que en muchas ocasiones se confundan sus síntomas con los clásicos resfriados por culpa del frío.
Debido a las altas temperaturas de este invierno se han adelantado los síntomas de alergia. (Foto: Getty Images)
La meteorología puede convertirse en un aliado o rival para todos los que sufrimos este tipo de alergia, ya que los días soleados provocan un aumento en sus niveles, mientras que los días fríos y lluviosos hacen que la presencia de polen en el ambiente prácticamente no se note.
Y es que la alergia al polen no descansa en invierno. Como te decía, finales de enero, febrero y principios de marzo son los meses en los que se producen más alergias provocadas por los pólenes de cupresáceas (especialmente arizónicas). Es importante no confundir sus síntomas con los del catarro típico invernal.
Por otro lado, la contaminación ambiental y los cambios de temperatura a los que estamos expuestos en invierno (entrar en el metro, salir a la calle, llegar a casa…) también afectan a las personas alérgicas.
Pero tranquilos, aquí os dejo unas pautas básicas para reducir los síntomas más molestos de la polinosis de invierno como el lagrimeo, la congestión, la tos o los estornudos:
· Alimentación saludable: los cítricos, especialmente las naranjas, son muy beneficiosos para reducir los síntomas y, con ello, mejorar la salud de los alérgicos gracias a su alta concentración en vitamina C.
Verduras, frutas y pescados nos ayudan a prevenir alergias y catarros. (Foto: Getty Images)
Es importante apostar por una dieta saludable compuesta por alimentos que ayudan a que la mucosidad desaparezca. Dentro de este grupo se encuentran los granos enteros, las frutas de temporada y algunos pescados como el salmón.
También las manzanas y las cebollas son perfectos para prevenir la congestión nasal debido a que contienen quercitina; y el brócoli, gracias a sus altos niveles de vitamina C y fibra, previene la aparición de sinusitis.
· Beber dos litros de agua diarios: tomar entre 6 y 8 vasos de agua es muy saludable para el organismo de las personas alérgicas gracias al poder de desintoxicación que tienen los líquidos. Bebiendo mucho contribuyes a ‘licuar’ la mucosidad, que desaparecerá (casi por completo) durante unas horas.
Debes tomar mucha agua para limpiar el organismo. (Foto: Getty Images)
· Evitar la exposición natural: el tiempo soleado incrementa los niveles de polen en el aire, de modo que estos días se aconseja evitar las salidas al campo, parques y a zonas que cuentan con un gran número de flores.
Asimismo, practicar alguna actividad física al aire libre es perjudicial para los alérgicos, debido a que cualquier deporte supone un aumento en la cantidad de aire inhalado por las personas y puede dar lugar al desarrollo de asma.
No salgas sin tus gafas de sol, evitarás (bastante) el lagrimeo. Foto: Getty Images)
· Utilizar gafas de sol: es fundamental proteger los ojos del contacto con el polen. Así se evita uno de los principales síntomas entre los alérgicos como es el lagrimeo, favoreciendo el bienestar general.
· Mantener las ventanas cerradas: esta acción tan sencilla es vital para los alérgicos tanto en casa como en el coche porque frena la circulación del polen en el ambiente y es el único modo de poner una barrera entre ambos.
¿El objetivo? Que a partir de este instante apliques estos consejos para que las arizónicas y los cipreses no perjudiquen el desarrollo de una vida saludable. ¡Cómbatelos con facilidad!
